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jueves, 16 de febrero de 2017

chica metalera falsa

Es una farsa, el que tu pareja no siendo metalera simule serlo. Pero es una farsa que persiste en nuestro medio. Ver a metaleros, a los que ha existido constancia de serlo (por trayectoria, vinculación y permanencia) junto a sus novias o esposas transformadas en lo que no son, es un chiste.

Mujeres (sin desvalorar el género, solo la pose) sin ningún conocimiento de lo que dicen representar, contradictorias en ideología, posando para “encajar” en una tribu que no les pide tal conversión, salvo si buscan de ella.

A esto le veo un grave problema, no solo de ellas al prestarse a esta mentira exteriorizada, si no a quienes las inducen a mentirse y mentirle a los demás: sus novios o esposos, los causantes de que en cada concierto, en bares y en los espacios rock metaleros vayan apareciendo estas infiltradas. Ellos que ante el temor del qué dirán convierten a una simple muchacha entregada a la bachata o baladas agónicas, en eso que erradamente han tildado de “metaleras”.

Nada justifica sus camisetas “malditas”, sus pircing, sus tatuajes, porque toda conversión toma su tiempo; el fin no es la forma si no el fondo. Poco ayuda el saber que estas convertidas fugaces incrementan a un movimiento que contrariamente no urge de cantidad sino de calidad de miembros.

Bien por aquellas mujeres que no siendo metaleras prefieren ser tal y como son, bien por aquellas que no han necesitado un vano disfraz porque desde hace años viven involucradas al rock y metal.

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